El Cortejo
EL CORTEJO
Las Hermandades de Penitencia efectúan la puesta en escena según un ritual protocolario. En general cuentan con dos pasos: el primero dedicado a Cristo y el segundo a la Virgen.
La salida del cortejo se inicia con la Cruz de Guía, escoltada por dos faroles. Tras ella, en fila, los hermanos cofrades portan cirios y mantienen su anonimato a lo largo del recorrido gracias a la túnica y al antifaz con capirote. El cortejo se articula en varios tramos y en ellos se encargan del orden los diputados o los celadores. Los tramos se separan por las Insignias que pasamos a enumerar.
La Cruz de Guía: Alzada por el hermano crucero, con ritmo pausado, va abriendo la marcha de la cofradía. Símbolo del cristiano, se aferra a ella como madero de salvación.
El Senatus: Es una insignia reciente en las cofradías, pues se empieza a emplear a finales del siglo XIX. Fue emblema y estandarte de las legiones romanas, utilizado por las cofradías por su significado meramente simbólico -el triunfo de Cristo sobre el poder temporal – es la insignia de un pueblo invencible que fue superado por la muerte y el poder de la cruz.
La bandera: Una en el Cristo y otra en la Virgen. En los tramos de nazarenos del Cristo se utiliza un color pasionario o la vinculación histórica de la Hermandad a conventos u ordenes religiosas. El blanco, verde, celeste son colores dominantes y litúrgicos en el tramo de Virgen.
Los Gallardetes: De tradición malagueña llevan una pintura con la Imagen del titular al que preceden. Esta insignia no se utiliza en todas las ciudades.
El Libro de Reglas o Estatutos: Un lujoso libro, en ocasiones, con cantoneras y escudo repujados sobre terciopelo. Lo porta el Secretario sobre su mano derecha; es una reminiscencia de siglos pasados. Cada Hermandad se rige por unos Estatutos y, el hecho de llevar el libro en la procesión se debía al intento de hacer prevalecer ciertos derechos argumentados en el citado libro, en caso de que se planteara alguna disputa.
El Estandarte, Guión o Bacalao: Es casi siempre la última insignia procesional. Representa oficialmente a la Hermandad y está presente en todos los actos comunitarios de culto, externo e interno. No es más que una bandera recogida que se sujeta al mástil con un cordón a manera de insignia o pendón.
El Simpecado: Es una insignia muy especial. La palabra ha sido admitida por la Academia Española desde el año 1968. Los simpecados en nuestras cofradías van proclamando y defendiendo el dogma de la Inmaculada.
El <<sine Labé concepta>> y las banderas concepcionistas corroboran esta defensa.
Las Bocinas: Van al principio de muchas cofradías, otras veces delante de los ciriales o al lado de las maniguetas de los pasos. Nos recuerdan las antiguas bocinas o trompas que, con notas lúgubres, anunciaban la penitencia pública. Hoy sólo son labradísimas piezas de artesanía adornadas con ricos paños bordados.
Podríamos decir que éstas son las insignias mínimas que deben aparecer en un desfile procesional, pero existen otras:
La Bandera Asuncionista: Insignia que recuerda públicamente la defensa del Dogma de la Asunción de la Virgen proclamado por Pio XII en 1950.
El Mediatrix: Recuerda a la Virgen como Mediadora Universal.
Otras insignias o guiones como los de Caridad, Grupo Joven, muestran facetas intensas de la vida de las Hermandades.
El Guión Sacramental: Denota el carácter Sacramental de la Hermandad y suele llevar un motivo Sacramental bordado sobre terciopelo.
El Tintinábulo por el carácter de basílica de la sede canónica, El Lignum Crucis, los guiones de las distintas facultades universitarias, insignias alegóricas… son menos frecuentes pero que podemos observar en algunas cofradías.
Estas insignias dividen el cortejo procesional en tramos y, en ellos veremos a los diputados o celadores de tramo con canastillas donde llevan mechas para encender los cirios de los nazarenos y ordenar el tramo.
Hay que realizar aquí una parada para exponer la razón por la que el celador debe ser siempre el encargado de encender el cirio al nazareno y, dejemos de ver encender cirios con cerillas o mecheros. La luz del cirio, que es la llama viva de Fe, se transmite de Hermano a Hermano. En algunas cofradías hay un celador que, acompañado por el Hermano Mayor se acerca a la vela que alumbra al Santísimo y prende esa llama que se transmite a los demás hermanos.
Los antiguos bastones de las primitivas hermandades se han trocado en actuales varas repujadas que acompañan a las insignias y forman, delante de los pasos, la presidencia y denotan e indican los cargos oficiales de Junta.
La música es otro elemento que forma parte de la liturgia de los cultos internos y externos de nuestras cofradías.
Veremos a muchas Hermandades recorrer las calles de la ciudad en el más profundo silencio, sin música alguna, silencio que influye en el pueblo que lo acata respetuosamente.
En otras, oiremos sones lúgubres de una música de capilla, clarinete, fagot y oboe que nos invitan al recogimiento.
En otras, la música nos hará caer en un violento contraste de sensaciones que, al no curtido en estos contrapuntos, les parecerá una almágana difícil de asimilar, pero fácil de comprender cuando se integra en las más puras esencias del sentir de este pueblo.
Bandas de cornetas y tambores delante de la Cruz Guía, detrás de los pasos de Cristo, agrupaciones musicales tras los pasos de misterio y, tras el palio, sones de banda de música nos hará notar, acompañando al oído, todas las sensaciones del espíritu en el caminar lento y pausado de nuestras Dolorosas.